El Parque de Can Mates, con una extensión aproximada de 20Ha, es el espacio libre que estructura el crecimiento de la ciudad de en dirección oeste. Se trata de un parque lineal estrechamente ligado al sistema de espacios verdes de la ciudad que conectan el centro histórico con el entorno natural.
Esta condición estratégica hace que el parque se plantee como un elemento de transición, con una geometría y una topografía complejas en el que la conexión con la ciudad, a través del paso bajo la carretera de Vallvidrera, se resuelve con un tratamiento más construido, geométrico y ajardinado que se diluye progresivamente hacia paisajes más propios del entorno proximo, con especies autóctonas y recursos hídricos controlados, formalizando unos caminos que invitan a iniciar el recorrido ascendente hacia el Turó, enclave privilegiado para observar la ciudad, hacer volar un cometa o contemplar el cielo durante las noches de verano.